Hace tiempo que vengo planteándome que el blog ha ido adquiriendo, no intencionadamente por nuestra parte, un carácter demasiado narrativo. Quiero decir, que sólo hemos ido explicando los acontecimientos relativos al propio viaje, los lugares en los que hemos estado, las personas que hemos conocido, las experiencias y situaciones que hemos vivido...
No es que no hubiera reflexión, eso por nuestra parte es irremediable, pero siempre han sido reflexiones sobre situaciones activas y no sobre situaciones pasivas. Y situaciones pasivas me refiero a aquellos momentos en que no pasa nada relevante, esos días o semanas que hay entre acontecimiento y acontecimiento. Esa especie de cotidianidad generada dentro de la no cotidianidad del viaje en la que también pasan cosas, pensamientos, emociones, percepciones... Y que forma, tanto como lo otro, parte del viaje.
También han habido muchos tipos de gestiones, burocráticas o no, que quizá no tenían demasiado interés, pero que irremediablemente, han contribuido a amalgamar la experiencia.
Pues bien, en estas últimas semanas ha habido un punto de inflexión y el Castanedasway ha sufrido una metamorfosis que tarde o temprano tenía que sufrir. Llevábamos algún tiempo acercándonos al límite económico que nos habíamos impuesto, un colchón que nos permitiera un billete de vuelta y unas pocas semanas más. Y ya hacía algunos días que habíamos tocado ese límite y necesitábamos trabajar, el viaje sustentado por los ahorros había tocado a su fin.
Nada más cruzar la frontera entre USA y México tuve la sensación que quizá éste sería un buen país para hacerlo. No teníamos ni idea de cuánto tiempo íbamos a estar en México y, aunque aún nos quedaba algo de dinero, sabíamos que no nos iba a cundir hasta la eternidad. A su vez se nos antojaba complicado conseguir ingresos en según que países de Centro-América, y bastante más en los países andinos.
Aquellos días de mediados de febrero en Amecameca, Ricardo nos encendió una luz. Él, hace nueve años, trabajó en un crucero y nos contó su experiencia. Es un trabajo duro, no tienes ningún día de fiesta, vives en el barco, pero también convives con mucha gente dispar de un montón de nacionalidades, en tus ratos libres puedes desembarcar y cada día estás en una ciudad diferente. Además, se gana muy bien y no tienes ningún gasto. A nosotros, que ya andábamos con la antena puesta, nos pareció la oportunidad idónea para nuestra situación y la idea nos fue calando. Un trabajo intensivo que nos proporcionara una, más que probable, bonita experiencia y capacidad de ahorro considerable con la manutención cubierta. Y sobre todo, después de la pérdida de Huayna, que en ese sentido nos condicionaba un poco.
Decidimos quemar el último cartucho antes de dedicarnos plenamente a la búsqueda de trabajo viniendo a la costa del Pacífico, dando los últimos coletazos como los que daban las ballenas por las que vinimos.
Así pues, nos pusimos manos a la obra. Localizamos un lugar donde poder usurpar ondas de internet y estuvimos encerrados dos semanas en la Paca enviando solicitudes y curriculum on-line. Entre empresas de cruceros, de marina mercante y empresas de selección para cruceros y mercantes, llegamos a enviar más de cien. Y cuando digo encerrados es literal. No era cuestión que nos vieran aparcados justo delante del restaurante al que le tomábamos prestada la conexión con el ordenador encendido, y cerrábamos todas las persianas. Las horas centrales del día, con este sol tropical, no sabíamos qué hacer para respirar un poco de aire fresco. Como hacer un temazcal pero con mucho menos encanto. El reloj corría rápido y las ondas andaban lentas, poniendo a prueba nuestra paciencia y retrasando susceptiblemente el trabajo.
Los días pasaban y no recogíamos los frutos. Tan solo obtuvimos respuesta de algunas diciéndonos que no encajábamos en el perfil y de otras que estudiarían nuestra situación y hasta el momento, eso es todo. Parece ser que no es tan fácil como nos dijo Ricardo, o como hace nueve años.
Nos desinflamos un poco, mirando cada día el correo a ver si había alguna novedad. Habíamos invertido mucho tiempo y mucha ilusión y ya nos imaginábamos trabajando y viajando en uno de esos flamantes buques que para colmo, atracaban justo enfrente de donde estábamos aparcados. Y todos pertenecían a empresas a las que nos habíamos dirigido.Incluso, durante algunos días, ya al anochecer y para despejarnos un poco, nos aficionamos a ir al extremo del muelle para verlos partir, vertiendo sobre las olas toda su luminosidad y perdiéndose en el horizonte estrellado.
Nos entraron las dudas y las inseguridades, ofuscados al ver que esa posibilidad se desvanecía. Como la gran metáfora de ver aquellos cruceros perderse en la oscuridad de la noche sin nosotros a bordo. Además no veíamos claro qué tal sería la alternativa de encontrar algún ingreso por aquí, aún conocedores que, al ser un lugar muy turístico, ofrece muchas posibilidades. Dudábamos de las condiciones y, sobre todo, que los sueldos fueran mínimamente aceptables. No teníamos claro si nos apetecía estar puteados en cualquier trabajo costero, sólo para subsistir y sin poder ahorrar, mientras la futura línea por trazar en el mapa nos reclama a gritos.
Con todo, decidimos redireccionar nuestra energía y probar suerte. En eso que conocimos a Jorge, un chaval de Alicante. Un "güey" muy majete, con mucho desparpajo, y que ya habla medio en mexicano. No en vano lleva viajando un año por México y seis meses en Puerto Vallarta. Él nos ayudó a acabar de despejar las nubes que se habían posado sobre nuestras cabezas diciéndonos que hay trabajo y que, si te lo montas, puedes ganar bastante dinero.
Quiero ser agradecido con la vida y me gusta pensar que estamos tocados por los duendes o por los "elementales" y como la suerte te va sonriendo más conforme te vas aproximando a ella, lo hemos conseguido. ¡Tenemos "chamba"! como dicen aquí.
Ya desde Barcelona proyectábamos este viaje como un camino de aprendizaje. Como un reto, que a pesar de que nos impresionaba, a la vez nos seducía imaginar qué tipo de situaciones nos planteaba, y qué tipo de recursos disponíamos para enfrentarlas o para disfrutarlas. También, qué conclusiones iríamos sacando después, que a la postre, es lo que nos va enseñando. La premisa del "sin billete de vuelta y a donde el viento nos lleve" no era más que una manera de forzar y buscar las situaciones y experiencias para intentar ser personas con más mundo, con más autoconfianza, para dar rienda suelta a la improvisación, para ser más adaptables, más sabios y cómo no, más libres.
Estos días han sido de esos en que antiguos fantasmas han salido de sus profundidades y nos han querido encadenar a sus miedos. Haciéndonos caer en la trampa de olvidarnos de la fe y la esperanza.
Beto un día nos dijo algo, que aunque no era nuevo para nosotros, estuvo bien que nos lo refrescara. "El problema no es desprenderse de las cosas materiales, lo verdaderamente doloroso es desprenderse de los propios esquemas personales". Y esto lo añado yo, "que a veces nos aprisionan, nos condicionan, nos hacen estar por debajo de nuestras posibilidades y no nos dejan ser totalmente libres".
Sigo siendo el de siempre, con mis dudas e inseguridades, pero algo me dice, quizá ya la experiencia, que las cosas importantes se van interiorizando poco a poco, casi sin darte cuenta. Y en eso estamos, en un camino de conocimiento, al menos de las cosas de aquí y quién sabe si esto nos llevará al camino de las cosas de allá. Ambos, el físico y el metafísico son largos y aún sentimos que no hemos hecho más que empezar.
Hoy siento que el suelo que pisamos es firme y que el horizonte ante nosotros es dilatado. Que no hay que perder nunca de vista la fe y confiar en las propias fuerzas. Que el Castanedasway se va consolidando y que el sol del Pacifico nos sonríe brillante.
Lo que pase mañana o pasado, ya se verá.
No es que no hubiera reflexión, eso por nuestra parte es irremediable, pero siempre han sido reflexiones sobre situaciones activas y no sobre situaciones pasivas. Y situaciones pasivas me refiero a aquellos momentos en que no pasa nada relevante, esos días o semanas que hay entre acontecimiento y acontecimiento. Esa especie de cotidianidad generada dentro de la no cotidianidad del viaje en la que también pasan cosas, pensamientos, emociones, percepciones... Y que forma, tanto como lo otro, parte del viaje.
También han habido muchos tipos de gestiones, burocráticas o no, que quizá no tenían demasiado interés, pero que irremediablemente, han contribuido a amalgamar la experiencia.
Pues bien, en estas últimas semanas ha habido un punto de inflexión y el Castanedasway ha sufrido una metamorfosis que tarde o temprano tenía que sufrir. Llevábamos algún tiempo acercándonos al límite económico que nos habíamos impuesto, un colchón que nos permitiera un billete de vuelta y unas pocas semanas más. Y ya hacía algunos días que habíamos tocado ese límite y necesitábamos trabajar, el viaje sustentado por los ahorros había tocado a su fin.
Nada más cruzar la frontera entre USA y México tuve la sensación que quizá éste sería un buen país para hacerlo. No teníamos ni idea de cuánto tiempo íbamos a estar en México y, aunque aún nos quedaba algo de dinero, sabíamos que no nos iba a cundir hasta la eternidad. A su vez se nos antojaba complicado conseguir ingresos en según que países de Centro-América, y bastante más en los países andinos.
Aquellos días de mediados de febrero en Amecameca, Ricardo nos encendió una luz. Él, hace nueve años, trabajó en un crucero y nos contó su experiencia. Es un trabajo duro, no tienes ningún día de fiesta, vives en el barco, pero también convives con mucha gente dispar de un montón de nacionalidades, en tus ratos libres puedes desembarcar y cada día estás en una ciudad diferente. Además, se gana muy bien y no tienes ningún gasto. A nosotros, que ya andábamos con la antena puesta, nos pareció la oportunidad idónea para nuestra situación y la idea nos fue calando. Un trabajo intensivo que nos proporcionara una, más que probable, bonita experiencia y capacidad de ahorro considerable con la manutención cubierta. Y sobre todo, después de la pérdida de Huayna, que en ese sentido nos condicionaba un poco.
Decidimos quemar el último cartucho antes de dedicarnos plenamente a la búsqueda de trabajo viniendo a la costa del Pacífico, dando los últimos coletazos como los que daban las ballenas por las que vinimos.
Así pues, nos pusimos manos a la obra. Localizamos un lugar donde poder usurpar ondas de internet y estuvimos encerrados dos semanas en la Paca enviando solicitudes y curriculum on-line. Entre empresas de cruceros, de marina mercante y empresas de selección para cruceros y mercantes, llegamos a enviar más de cien. Y cuando digo encerrados es literal. No era cuestión que nos vieran aparcados justo delante del restaurante al que le tomábamos prestada la conexión con el ordenador encendido, y cerrábamos todas las persianas. Las horas centrales del día, con este sol tropical, no sabíamos qué hacer para respirar un poco de aire fresco. Como hacer un temazcal pero con mucho menos encanto. El reloj corría rápido y las ondas andaban lentas, poniendo a prueba nuestra paciencia y retrasando susceptiblemente el trabajo.
Los días pasaban y no recogíamos los frutos. Tan solo obtuvimos respuesta de algunas diciéndonos que no encajábamos en el perfil y de otras que estudiarían nuestra situación y hasta el momento, eso es todo. Parece ser que no es tan fácil como nos dijo Ricardo, o como hace nueve años.
Nos desinflamos un poco, mirando cada día el correo a ver si había alguna novedad. Habíamos invertido mucho tiempo y mucha ilusión y ya nos imaginábamos trabajando y viajando en uno de esos flamantes buques que para colmo, atracaban justo enfrente de donde estábamos aparcados. Y todos pertenecían a empresas a las que nos habíamos dirigido.Incluso, durante algunos días, ya al anochecer y para despejarnos un poco, nos aficionamos a ir al extremo del muelle para verlos partir, vertiendo sobre las olas toda su luminosidad y perdiéndose en el horizonte estrellado.
Nos entraron las dudas y las inseguridades, ofuscados al ver que esa posibilidad se desvanecía. Como la gran metáfora de ver aquellos cruceros perderse en la oscuridad de la noche sin nosotros a bordo. Además no veíamos claro qué tal sería la alternativa de encontrar algún ingreso por aquí, aún conocedores que, al ser un lugar muy turístico, ofrece muchas posibilidades. Dudábamos de las condiciones y, sobre todo, que los sueldos fueran mínimamente aceptables. No teníamos claro si nos apetecía estar puteados en cualquier trabajo costero, sólo para subsistir y sin poder ahorrar, mientras la futura línea por trazar en el mapa nos reclama a gritos.
Con todo, decidimos redireccionar nuestra energía y probar suerte. En eso que conocimos a Jorge, un chaval de Alicante. Un "güey" muy majete, con mucho desparpajo, y que ya habla medio en mexicano. No en vano lleva viajando un año por México y seis meses en Puerto Vallarta. Él nos ayudó a acabar de despejar las nubes que se habían posado sobre nuestras cabezas diciéndonos que hay trabajo y que, si te lo montas, puedes ganar bastante dinero.
Quiero ser agradecido con la vida y me gusta pensar que estamos tocados por los duendes o por los "elementales" y como la suerte te va sonriendo más conforme te vas aproximando a ella, lo hemos conseguido. ¡Tenemos "chamba"! como dicen aquí.
Ya desde Barcelona proyectábamos este viaje como un camino de aprendizaje. Como un reto, que a pesar de que nos impresionaba, a la vez nos seducía imaginar qué tipo de situaciones nos planteaba, y qué tipo de recursos disponíamos para enfrentarlas o para disfrutarlas. También, qué conclusiones iríamos sacando después, que a la postre, es lo que nos va enseñando. La premisa del "sin billete de vuelta y a donde el viento nos lleve" no era más que una manera de forzar y buscar las situaciones y experiencias para intentar ser personas con más mundo, con más autoconfianza, para dar rienda suelta a la improvisación, para ser más adaptables, más sabios y cómo no, más libres.
Estos días han sido de esos en que antiguos fantasmas han salido de sus profundidades y nos han querido encadenar a sus miedos. Haciéndonos caer en la trampa de olvidarnos de la fe y la esperanza.
Beto un día nos dijo algo, que aunque no era nuevo para nosotros, estuvo bien que nos lo refrescara. "El problema no es desprenderse de las cosas materiales, lo verdaderamente doloroso es desprenderse de los propios esquemas personales". Y esto lo añado yo, "que a veces nos aprisionan, nos condicionan, nos hacen estar por debajo de nuestras posibilidades y no nos dejan ser totalmente libres".
Sigo siendo el de siempre, con mis dudas e inseguridades, pero algo me dice, quizá ya la experiencia, que las cosas importantes se van interiorizando poco a poco, casi sin darte cuenta. Y en eso estamos, en un camino de conocimiento, al menos de las cosas de aquí y quién sabe si esto nos llevará al camino de las cosas de allá. Ambos, el físico y el metafísico son largos y aún sentimos que no hemos hecho más que empezar.
Hoy siento que el suelo que pisamos es firme y que el horizonte ante nosotros es dilatado. Que no hay que perder nunca de vista la fe y confiar en las propias fuerzas. Que el Castanedasway se va consolidando y que el sol del Pacifico nos sonríe brillante.
Lo que pase mañana o pasado, ya se verá.
8 comentarios:
Os veo bien. Antonia muy cool con su uniforme, y guapa, por qué no decirlo, se ponga lo que se ponga. Xavi, a ti aunque más feo (no soy moña) se te ve radiante (es lo que tienen los reflejos de los atardeceres del Pacífico) y la experiencias vividas (aunque no posteadas). Sois mis fans.
Un besazo para cada uno.
José.
Perdona Jose (sin acento mola más, lo siento). ¿Quién es fan de quién? ¿Tu de nosotros o nosotros de ti? Es igual, cuando nos veamos te firmaré un autógrafo en la nalga (por si es la primera opción) y también se te verá radiante.
Un abrazo para ti y otro para Nieves.
me encanta leeros de nuevo, con nuevos horizontes, resueltos los nudos gordianos de vuestra historia, al menos hasta la próxima etapa.
que teneis chamba no me cabe la menor duda, que la sabeis buscar, tampoco!
fui a ver into the wild. además de ser una gran película entiendo que os debió de dar un subidón. su alaskaway no difiere tanto de vuestro propio camino. un canto a la libertad.
un abrazo, muchachos!
óscar
cuanta noñeria,tanta nalga tanta nalga...la verdad es k se os ve muy bien,pero hay k decir k el nivel de las fotos lo sube antonia.pa ti un abrazo culero bien fuerte pero sin mariconadas..im tito angel el rey de las flores,abrazos
Bueno, vale, tú también estás muy guapo. Escuché a una señora decir que la Pantoja era su fan y desde entonces me lo he apropiado. Espero que la chamba te atrape pronto, que seguro que sí y termines trabajando en algo tan molón o más, que la oferta ful del tipo ese.
Pd. Si me firmas en la nalga pasaremos a mayores, tú mismo.
Dos abrazos (uno por barba).
Jóse.
Vaya, vaya. Veo que la cosa se vuelve a animar..."Dabuten".
Oscar, gracias por compararnos con Alexander, pero ya nos gustaría a nosotros tener la mitad de cojones que él tuvo.
Angel. ¿Celosillo? Tranquilo, a ti te firmaré uno en cada nalga. ¿Las flores son las que vas encontrando por El Camino Rojo? Te felicito.
Jose. No me tientes...
Un abrazo a todos.
mamones im ttito angel,hoy me dedike un ratito a ver todas las fotos k teneis puestas y maveis dado muxa envidia,pero porfavor antonia comprale un bañador a xavi y tirale esos gallumbos.el otro dia en uno de mis arrankes de locura pense en ir a visitaros,pero al final de una birra decidi kedarme y buscar piso con mis gats y trinita...a final de mes se me acaba en esa casa k tambien compartisteis,genial,nueva etapa.kien sabe,sino venis habra k ir a veros...viva cancun!OS KEREMOS,ANTONIA YA TE DIRE ALGO DEL CUARZO TURMALIADO,THIS NAIT LO MIRO.OLE CON OLE NENE,COÑO SE A PUESTO EN MAYUSCULA,KE E TOCAO?
PUNTO DE INFLEXIÓN... COMPARTIDO...
Xavi, Antonia...
No he podido visitarlos hasta hoy... una tarde lluviosa de primavera en que he decidido quedarme a mirar la tormenta a través de la ventana...
Entonces pienso en ventanas como castanedasway, por las que va entrando el sol x rallitos...
... la pinche chamba ...
Así andamos nosotros... Ro llevará también unos cuantos cientos de mails a infojob i bosses de teball... con la desesperanza que genera la falta de respuesta!!
Yo voy currando, de lo que sea en lo que sale, y también siento que es un camino de aprendizaje.
Los extraño y los quiero...
Casi me emociono cuando ví que habían llegado al límite... pensé que se vendrían de vuelta (que ganas!)... bueno, México está... y Barna no se mueve... la crisis está bien culera en todos los pinches lados... take it easy... we will survive!
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