Bueno, aunque sea un poco tarde, queremos comentaros los últimos días en el yankee, protagonizados por un temporal de nieve en el que estuvimos inmersos cinco días. Desde Durango hasta pasado Santa Fe y con temperaturas muy bajas, transitábamos cercados por las San Juan y Sangre de Cristo Mountains.
Nos fuimos de Mesa Verde con muy buen ánimo, pensando en acercarnos a la frontera con México tranquilamente, con alguna parada en sitios que se nos antojaban bonitos o interesantes: Taos, Santa Fe y Albuquerque.
La nevada aunque dura fue muy emocionante y la disfrutamos mucho, incluso la Huayna, ofreciéndonos paisajes y situaciones de auténtico ambiente invernal.
Taos y Santa Fe resultaron ser bastante decepcionantes, aunque según los yankees son las ciudades más antiguas de Estados Unidos, si no cuentan los primeros pobladores, claro. Para ellos son joyas arquitectónicas, los pobres se tendrían que dar una vuelta por Europa.
Después de Santa Fe, que la nieve y las luces navideñas le daban un toque romántico, emprendimos ruta hacia el prometedor y cálido sur.
Xavi y Antonia
24.1.08
LA RUTA
Hace mucho tiempo que se me ocurrió la idea de incluir en este blog un apartado geográfico para que así nos pudiérais ubicar mejor en nuestro viaje. Me ha costado lo mío organizar toda la ruta en mapas inteligibles, a parte de mi pelea-romance con el programa informático que he utilizado. Ya sabéis que mi relación con este trasto no era muy fluida y ahora a duras penas he dejado acercarse a Antonia a su ordenador. Pero por fin he acabado la ruta hasta ahora. Se trata de una serie de mapas generales y de detalle de todo nuestro viaje por el Yankee, en orden cronológico, hasta llegar a la capital de México, Distrito Federal (D.F.). La verdad es que ha sido un currazo y sois totalmente libres de valorarlo o no. Sé que a algunos de vosotros no os dirá gran cosa pero estoy convencido que a otros, aficionados a google maps, a la cartografía, geografía y demás, les va a encantar y podrán perderse en ellos. A partir de ahora tengo la intención de ir añadiendo mapas conforme sigamos trazando la linea en el continente americano y crear algo así como un seguimiento casi en directo, bueno, con algunos días de retraso. Que lo disfrutéis.
Xavi
MAPAS EN EL VÍNCULO DE LA IZQUIERDA
Xavi
MAPAS EN EL VÍNCULO DE LA IZQUIERDA
¡¡¡POR FIN!!!
NAVIDAD Y BODA EN D.F.
Tuvimos una entrada de lujo en D.F. Si no tenemos en cuenta las tres horas de caos circulatorio que nos supuso cruzar la ciudad de norte a sur más una hora perdidos para encontrar la casa de los padres de Ceci, Leonor y Andrés. Todo eso se olvidó tras el cálido recibimiento y la reconfortante cena y charla que nos ofrecieron. Además nos permitieron aparcar la Paca en su estacionamiento dentro del recinto compuesto por varios bloques de viviendas que ellos llaman Unidad Habitacional, cercado y vigilado por guardias de seguridad las 24h. Al principio nos impresionó mucho, porque parecía que entrabas en una fortaleza. Nos pidieron la identificación al entrar e incluso quedarse con ella, cosa que no permitimos y al mostrar tanta firmeza nos dejaron pasar, acompañados de uno de ellos.
Después de más de un mes ya es como nuestra casa y hemos visto que todas las unidades son así, no era nada fuera de lo común.
Ceci y Rodri no estaban en casa porque pasaron la noche con sus tíos Miguel y Gabi. Al día siguiente quedamos con ellos en el centro. Fue una explosión de alegría y abrazos por reencontrarnos con gente querida después de tres meses de viaje. Fue una excelente entrada a D.F. con Miguel como cicerone de excepción.
A partir de aquí empezó la vorágine de encuentros, citas, tequilas, petas, lugares y gentes especiales, risas, charlas, planes que se hacen, se deshacen y se vuelven a rehacer en la más pura improvisación mexicana.
Luego llegaron las Fiestas. Nochebuena la pasamos en casa de los padres de Ceci con algunos de sus primos y tíos en un encuentro tranquilo e íntimo que nos hizo sentir muy acogidos. Con una cena típicamente mexicana a base de frijoles, romeritos con camarón, nopales y ponche navideño entre otras cosas.
Ese mismo día por la mañana alquien nos picó a la puerta de la Paca. Resultó ser un tío rubio, con ojos azules, al más puro estilo alemán. Era alemán. Se llamaba Phillip y era un amigo de Ceci que había vivido siete años en Barcelona. Como nosotros aprovechó la ocasión de que Ceci venía a México para reunirse con ella y pasar aquí las fiestas. Entre peta y cafetito nos pusimos al día y descubrimos a un tipo con carcasa alemana y alma latina que despotricaba de la falta de espontaneidad de sus compatriotas. Un tío majísimo con el que sufrimos y disfrutamos el caos de moverse en D.F. y sus gentes. Se convirtió en un delicioso hábito el que nos picara a la Paca, para un café, un peta, o un desayuno, con un desparpajo encantandor.
La Navidad decidimos pasarla en la intimidad de nuestra familia, o sea, nosotros dos, la Huayna y la Paca.
Por fin, llegó la esperada boda entre Emma Sofía, hermana pequeña de Ceci, y Alejandro. Se hizo en un jardín precioso, montada con mucho cariño y sencillez. La comida estuvo riquísima, hubo de todo: frijoles, arroz, diferentes platos de nopales, con chile, cilantro... y sobre todo cerdo guisado, que al pobre habíamos visto días antes en una granja de Xochimilco, vivo claro.
Hubieron algunas cosas que nos decepcionaron, como su duración. En nuestro imaginario soñábamos con dos días seguidos de baile, juerga y alcohol y resultó que a la una de la mañana, cuando los mariachis y el mezcal ya habían calentado motores, la mayoría de la gente se había ido. Teniendo en cuenta que empezó a la una del mediodía, tampoco estuvo mal, pero en estos casos siempre quieres más.
Pero bueno, "disfrutemos, bailemos y lo pasemos ehtupendamente...!
La novia estaba guapísima y el discurso de los novios fue lúcido y emotivo a causa de la situación política delicada de parte de la familia de Alejandro. Antes del pastel, Guadalupe, hermana de Ceci que está en Nueva York con una beca de canto, nos deleitó con una pieza bellísima. Más tarde tuvimos el placer de conocer al pianista que la acompañó, Alex, y por unos momentos sentimos que estábamos conversando con cualquiera de los miembros de Cosmic Grass después de un bolo. Los músicos son una raza aparte, no existen nacionalidades. Nos iluminó el espíritu porque gracias a él tuvimos conocimiento de varios locales de música en directo en D.F., que tanto echamos de menos, donde él a veces toca jazz.
Ya al final, entre baile y copita fuimos recogiendo hasta dejar el jardín tal cual estaba y de forma muy agradable el día fue muriendo.
Xavi y Antonia
FOTOS EN EL VÍNCULO DE LA IZQUIERDA
Después de más de un mes ya es como nuestra casa y hemos visto que todas las unidades son así, no era nada fuera de lo común.
Ceci y Rodri no estaban en casa porque pasaron la noche con sus tíos Miguel y Gabi. Al día siguiente quedamos con ellos en el centro. Fue una explosión de alegría y abrazos por reencontrarnos con gente querida después de tres meses de viaje. Fue una excelente entrada a D.F. con Miguel como cicerone de excepción.
A partir de aquí empezó la vorágine de encuentros, citas, tequilas, petas, lugares y gentes especiales, risas, charlas, planes que se hacen, se deshacen y se vuelven a rehacer en la más pura improvisación mexicana.
Luego llegaron las Fiestas. Nochebuena la pasamos en casa de los padres de Ceci con algunos de sus primos y tíos en un encuentro tranquilo e íntimo que nos hizo sentir muy acogidos. Con una cena típicamente mexicana a base de frijoles, romeritos con camarón, nopales y ponche navideño entre otras cosas.
Ese mismo día por la mañana alquien nos picó a la puerta de la Paca. Resultó ser un tío rubio, con ojos azules, al más puro estilo alemán. Era alemán. Se llamaba Phillip y era un amigo de Ceci que había vivido siete años en Barcelona. Como nosotros aprovechó la ocasión de que Ceci venía a México para reunirse con ella y pasar aquí las fiestas. Entre peta y cafetito nos pusimos al día y descubrimos a un tipo con carcasa alemana y alma latina que despotricaba de la falta de espontaneidad de sus compatriotas. Un tío majísimo con el que sufrimos y disfrutamos el caos de moverse en D.F. y sus gentes. Se convirtió en un delicioso hábito el que nos picara a la Paca, para un café, un peta, o un desayuno, con un desparpajo encantandor.
La Navidad decidimos pasarla en la intimidad de nuestra familia, o sea, nosotros dos, la Huayna y la Paca.
Por fin, llegó la esperada boda entre Emma Sofía, hermana pequeña de Ceci, y Alejandro. Se hizo en un jardín precioso, montada con mucho cariño y sencillez. La comida estuvo riquísima, hubo de todo: frijoles, arroz, diferentes platos de nopales, con chile, cilantro... y sobre todo cerdo guisado, que al pobre habíamos visto días antes en una granja de Xochimilco, vivo claro.
Hubieron algunas cosas que nos decepcionaron, como su duración. En nuestro imaginario soñábamos con dos días seguidos de baile, juerga y alcohol y resultó que a la una de la mañana, cuando los mariachis y el mezcal ya habían calentado motores, la mayoría de la gente se había ido. Teniendo en cuenta que empezó a la una del mediodía, tampoco estuvo mal, pero en estos casos siempre quieres más.
Pero bueno, "disfrutemos, bailemos y lo pasemos ehtupendamente...!
La novia estaba guapísima y el discurso de los novios fue lúcido y emotivo a causa de la situación política delicada de parte de la familia de Alejandro. Antes del pastel, Guadalupe, hermana de Ceci que está en Nueva York con una beca de canto, nos deleitó con una pieza bellísima. Más tarde tuvimos el placer de conocer al pianista que la acompañó, Alex, y por unos momentos sentimos que estábamos conversando con cualquiera de los miembros de Cosmic Grass después de un bolo. Los músicos son una raza aparte, no existen nacionalidades. Nos iluminó el espíritu porque gracias a él tuvimos conocimiento de varios locales de música en directo en D.F., que tanto echamos de menos, donde él a veces toca jazz.
Ya al final, entre baile y copita fuimos recogiendo hasta dejar el jardín tal cual estaba y de forma muy agradable el día fue muriendo.
Xavi y Antonia
FOTOS EN EL VÍNCULO DE LA IZQUIERDA
FIN DE AÑO
Noche Vieja se acercaba y comentábamos con Ceci y Rodri que no teníamos claro si nos apetecía grandes tumultos o quizá algo más tranquilo, más íntimo. Surgió la idea de ir a las pirámides de Teotihuacán, pero la descartamos pensando que al ser un recinto cerrado no las abrirían para esa noche. En eso que Guadalupe, hermana de Ceci, nos comentó que unos amigos suyos chamanes iban a hacer un Temazcal y que estábamos invitados. Lo poco que sabíamos del Temazcal era que se trataba de un ritual pre-colombino de purificación. Como una especie de sauna en la que los vapores originados por piedras volcánicas calentadas en la hoguera y las esencias de plantas medicinales, provocan una sudoración masiva en la que expulsas todos tus lastres para comenzar un nuevo ciclo puro y ligero.
El lugar era Amecameca, a los mismísimos pies del Volcán Popocatépetl. Queríamos una propuesta mística y ahí la teníamos.
Éramos Rodri, Ceci, Guadalupe, Alina y nosotros dos. Llegamos más tarde de lo deseado, como a una hora de la medianoche y la ceremonia había comenzado con una buena hoguera ya prendida. Nos recibió Marta, una de las anfitrionas y maestra de ceremonias, una mujer tremenda con una fuerza latente y gran sentido del humor. Nos explicó que bajo su creencia no celebran el cambio de año en esa fecha, que ellos no siguen el calendario gregoriano, sino que lo hacen en el solsticio de invierno, diez días antes, lo cual me pareció de una lógica aplastante. Acababan de construir ese Temazcal y les parecía una buena noche para probarlo y estrenarlo. Tras la verja nos esperaba Rosa María, madre de Marta. Generosamente nos dio la bienvenida y nos mostró los espacios de la casa para que nos moviéramos libremente, una pequeña cocina, un comedor comunal y varias habitaciones donde extender el saco. Todo muy sencillo y acogedor unido por un porche, con un aire de refugio de montaña. Detrás, en medio de un descampado, estaba el Temazcal. Era una construcción a modo de cúpula de unos dos metros de diámetro y no más de metro y medio de alto, como un iglú de piedra. A parte, ellos le habían dado forma de tortuga gigante. A los lados de la gran concha habían hecho las patas y la entrada tenía la forma del cuello y la cabeza.
Alrededor del fuego, salvando la linea imaginaria entre él y el Temazcal, que no se podía cruzar, se encontraban todos los que iban a participar en el ritual: Ricardo y Nancy, Odil y los otros maestros de ceremonia: Pili, guardiana del fuego, Beto, hermano de Marta y... no recuerdo su nombre porque era náhualt y al que bautizaré, con todos los respetos y sin afán de ofender, Iztaccihualt.
La noche era fresca sin llegar a ser fría y las llamas generaban esa atmósfera tan especial de acogimiento y rostros anaranjados. El Popo ni siquiera recortaba su silueta sobre el cielo estrellado, pero su presencia era evidente. Mientras, Beto nos ofreció una serie de explicaciones, como que el Temazcal de esa noche iba a ser femenino y que dentro se generaban temperaturas muy altas y si alguien se sentía mal, intentara mantener la calma y ellos darían las indicaciones oportunas. También que podían darse situaciones emocionales fuertes. A mi me iban creciendo paulatinamente las ganas de vivir esa experiencia pero a la vez me generaba respeto y duda. A Rodri le aconsejaron que no entrara porque llevaba varios días con diarrea y le podría bajar la tensión y Alina decidió no participar. Así pues, ellos dos y Rosa María serían los encargados de cuidar el fuego mientras los demás estábamos dentro.
Comenzó la ceremonia con una invocación y reverencia a los seis puntos cardinales. Sí seis, los cuatro de la rosa de los vientos más el cielo y la Pachamama Madre Tierra. Cada uno tiene una simbología y color. Iztaccihualt los iba encarando uno a uno mencionando una oración, primero en náhualt y después en castellano y haciendo sonar una gran concha que emitía un sonido como de cuerno medieval. Habíamos formado un círculo al rededor del fuego e íbamos girando con los brazos extendidos hacia las sucesivas direcciones y cuando elevamos la vista y las manos hacia el cielo, la quinta, una estrella fugaz, que vimos todos, congeló por un instante el tiempo y nos llenó el alma de misterio. Estábamos conectados.
El momento se iba cargando de solemnidad y antes de entrar a las entrañas de la gran tortuga, Marta nos fue purificando uno a uno. Llevaba un cuenco con brasas al que le había añadido Copal, una planta medicinal, y nos rodeaba el cuerpo con el humo que desprendía mientras susurraba unas palabras. Cuando llegó a mí y me rodeó con su esencia, se giró hacia Beto señalándome como "chicuatli". Yo no supe que pensar, si era el señalado por "los aliados" como nuevo aprendiz de brujo, o no daba la talla para vivir ese acontecimiento. Pero obviamente no corté el hilo para aclarar mis dudas y todo siguió su curso.
Fuimos entrando a gatas y colocándonos junto a la pared circular. Cada cual era libre de estar con poca ropa o desnudo, yo elegí la segunda opción. El espacio estaba caldeado y cuando cerraron la entrada con una espesa manta, la oscuridad era total. A partir de ese momento los acontecimientos se fueron sucediendo a un ritmo sosegado pero sin pausa. Se mezclaban cánticos indígenas con oraciones, peticiones y algunas canciones en castellano de carácter digamos, espiritual, muy bonitas. Todas ellas cantadas por Beto, Iztaccihualt y Marta, ella con una voz preciosa. Todo esto se alternaba con espacios en los que cada cual expresaba lo que le apetecía o sentía. Eso sí, antes de hablar tenías que tener la aprobación de todos pidiendo la voz con la palabra "Ometeotl".
La temperatura no subía en exceso a pesar de los intentos que hacían y decidieron cambiar el carácter del Temazcal y convertirlo en masculino. Marta comentó que quizá las mujeres tenían que potenciar más su faceta femenina y por eso no se generaba el calor óptimo, que se apresuraran antes de empezar con el masculino porque si no les podía golpear fuerte. Como el Temazcal era femenino las piedras incandescentes, a las que les tiraban agua para hacer el vapor, se encontraban en una especie de anexo en el lado opuesto de la entrada, lo que sería la colita de la tortuga. Había que abrir el ombligo, un gran agujero en el centro donde se depositarían las nuevas piedras. Mientras nos disponíamos a levantar las estoras para retirar la madera que lo tapaba, Beto e Iztaccihualt ya habían decidido cuantas piedras iban a utilizar y ya se estaban calentando. Si no recuerdo mal eran veititantas. Todo tenía un porqué y nada era aleatorio y el número de piedras tenía una razón de ser.
Cuando por fin las piedras estuvieron calientes, se creó un momento muy especial y de una gran belleza visual. Iztacihuatl había salido al exterior e iba acercando las piedras con una horca de la hoguera a la entrada. Con cada una pronunciaba una frase en náhuatl, que al ser una lengua precolombina tiene una sonoridad como ancestral. La manta estaba levantada y la luz del fuego cargó el interior de una penumbra anaranjada, mezclándose con el vapor y creando un ambiente realmente onírico. El frescor de la noche se coló tímidamente y los rostros se vislumbraban serenos y profundos. Nos habían dicho que éste era un momento importante y requería respeto.
Las piedras estaban incandescentes, la penumbra acrecentaba su luminosidad y parecían recien salidas de las entrañas de la tierra. Marta era la encargada de depositarlas en el ombligo. Con dos palos las iba arrastrando hacia el agujero y algunas de ellas chisporroteaban al rozar con el suelo. Seguidamente, Beto, iba bendiciéndolas una a una con un trozo de copal, les iba haciendo marcas y al contacto con el calor cargaba el ambiente de un aroma luminoso y fresco. A cada una le hacía una petición diferente, por el valor, la fuerza, la claridad, por los proyectos...
Cuando todo estuvo dispuesto se cerró de nuevo la entrada y ahora sí las piedras caldearon rápidamente el interior. Cada vez que les echaban agua, con ese sonido tan característico al evaporarse súbitamente, el ambiente ganaba en densidad y temperatura. De nuevo comenzó la magia de los cánticos y de las emociones. Allá dentro se dijeron cosas muy bonitas. Cada cual expresaba lo que sentía, algunas de carácter personal y otras de un signo más universal. Había dolor, cargas que se querían desprender, recuerdo de personas queridas que no estaban allá. Y también hubo mucha belleza, mucha fraternidad y mucho amor por la condición humana y personal, por la vida. Se habló de la pureza, del camino del conocimiento, de la voluntad, de cosas esenciales que te llenan el alma y te hacen creer que existe otra manera de conectarte, de relacionarte.
Yo, al principio, estaba poco participativo. No ausente, estaba disfrutando mucho de la experiencia, más como espectador que como integrante real. Pero poco a poco el tiempo se fue ralentizando y la situación me fue absorbiendo y me dejé llevar por ella. Por iniciativa propia, porque me apetecía y por una especie de agradecimiento, también aporté mi parte. Hubo algún momento que llegué cerca del umbral de la resistencia. La oscuridad era total, el aire era muy denso y el calor sofocante. Teníamos el pelo y la piel literalmente empapados, pero eso te obligaba a adquirir una conciencia muy fuerte en el ritmo respiratorio y entrar en una cadencia que te iba metiendo más y más en un estado de unión del mundo interior con el exterior y viceversa.
Después de más de tres horas dentro de la gran tortuga, la intensidad comenzó a menguar y nos invitaron a estirarnos y relajarnos. Lentamente todo se fue posando, creando un manto envolvente de paz y serenidad. Al rato, Antonia le comunicó a Beto que tenía un dolor como de tensión en la zona cervical. Beto se acercó a ella y le masajeó el cuello con la mano y con las hierbas medicinales. Al cabo de un rato le preguntó si su pareja estaba allá. Entonces me hizo colocarme a su lado y posar mi mano en la zona dolorida y ambos una mano en el pecho del otro. A Antonia se le fue pasando el dolor y acabamos fundidos en un abrazo. La gente ya había ido saliendo y sólo quedábamos Ricardo, Marta, Antonia y yo y en ese momento le pedí a Marta que me explicara lo del Chicuatli. Me dijo que Chicuatli significa lechuza. Un ave nocturna, intuitiva y con un lado femenino desarrollado, lo había visto en las brasas cuando me pasó el copal. No sólo me despejó las dudas sino que me gustó la simbología. "Veo que vuestro viaje les va a ir muy bien" añadió.
Se estaba muy a gusto allá dentro, pero había llegado el momento de nacer, como ellos decían. Al salir alguien me tapó con una manta para evitar el choque térmico. El fuego seguía espléndido, la noche estrellada y la sensación de plenitud enganchada en mi piel. Algunos se retiraron a dormir y otros continuamos alrededor de la hoguera. No quería perderme la noche, al fin y al cabo soy Chicuatli.
Rosa María nos tenía preparado un pozole que nos sentó divinamente. Es un caldo de pollo, maiz y otras verduras que tomamos frente a las llamas. La noche continuó sosegada. Entre humo y mantas, Antonia y yo nos adormecimos dulcemente, hasta que la vitalidad de Rosa María nos desveló con una charla amena de anécdotas y recuerdos salpicada de mucho sentido del humor.
Por fin el cielo empezó a clarear y la silueta del Popocatépetl mostró toda su grandeza. Estábamos en su falda Oeste y los rayos del sol lo mantenían en sombra, pero sí doraban la punta del cráter y su gran fumerola incansable. En ese momento se le dio la bienvenida al nuevo día. Los que estábamos despiertos, Odil, Rosa María, Antonia y yo encaramos hacia el Este, Iztacihuatl volvió a hacer sonar su concha, Beto un didgeridoo y Pili y Marta daban ritmo a la percusión mientras todos entonaban un cántico al sol.
El amanecer se convirtió en una más que plácida mañana soleada y cuando Guadalupe se despertó la abracé agradeciéndole que estábamos allí por ella. Entre charlas y risas, descubrimos que aquellas personas que bajo la luz del fuego mantenían la solemnidad y rigor ceremonial, durante el día se mostraban cálidos y cercanos. Quizás desde occidente tenemos la imagen que los brujos y chamanes son personas ajenas a nuestra realidad, que viven en su mundo distante. Al contrario, yo creo que esa virtud de poder alternar los dos mundos les hace estar más arraigados que nadie y afrontar la vida con esa ironía y humor de saber relativizarlo todo.
Había que irse. Después del mediodía, tras intercambiar emails y teléfonos nos despedimos con el deseo de volver a la magia de aquel lugar y aquellas personas.
Ya volviendo con la Paca, cruzando esos pueblos de incansable trajín y puestos multicolores, de incesante olor a rica comida y vida en la calle, sentía que el viaje se está cristalizando con la magia de América, que a veces el camino te regala aquello que no sabes bien qué, pero andabas buscando.
Era uno de enero, qué mejor manera de comenzar nuestro año gregoriano que tener la sensación que salir de esa cabeza de tortuga era como un nuevo nacimiento y dejando tras nuestro una estela de armonía. Ese fantástico olor de la leña, de las piedras incandescentes y del Copal, aún tardó varios días en desprenderse de nosotros.
Xavi
FOTOS EN EL VÍNCULO DE LA IZQUIERDA
El lugar era Amecameca, a los mismísimos pies del Volcán Popocatépetl. Queríamos una propuesta mística y ahí la teníamos.
Éramos Rodri, Ceci, Guadalupe, Alina y nosotros dos. Llegamos más tarde de lo deseado, como a una hora de la medianoche y la ceremonia había comenzado con una buena hoguera ya prendida. Nos recibió Marta, una de las anfitrionas y maestra de ceremonias, una mujer tremenda con una fuerza latente y gran sentido del humor. Nos explicó que bajo su creencia no celebran el cambio de año en esa fecha, que ellos no siguen el calendario gregoriano, sino que lo hacen en el solsticio de invierno, diez días antes, lo cual me pareció de una lógica aplastante. Acababan de construir ese Temazcal y les parecía una buena noche para probarlo y estrenarlo. Tras la verja nos esperaba Rosa María, madre de Marta. Generosamente nos dio la bienvenida y nos mostró los espacios de la casa para que nos moviéramos libremente, una pequeña cocina, un comedor comunal y varias habitaciones donde extender el saco. Todo muy sencillo y acogedor unido por un porche, con un aire de refugio de montaña. Detrás, en medio de un descampado, estaba el Temazcal. Era una construcción a modo de cúpula de unos dos metros de diámetro y no más de metro y medio de alto, como un iglú de piedra. A parte, ellos le habían dado forma de tortuga gigante. A los lados de la gran concha habían hecho las patas y la entrada tenía la forma del cuello y la cabeza.
Alrededor del fuego, salvando la linea imaginaria entre él y el Temazcal, que no se podía cruzar, se encontraban todos los que iban a participar en el ritual: Ricardo y Nancy, Odil y los otros maestros de ceremonia: Pili, guardiana del fuego, Beto, hermano de Marta y... no recuerdo su nombre porque era náhualt y al que bautizaré, con todos los respetos y sin afán de ofender, Iztaccihualt.
La noche era fresca sin llegar a ser fría y las llamas generaban esa atmósfera tan especial de acogimiento y rostros anaranjados. El Popo ni siquiera recortaba su silueta sobre el cielo estrellado, pero su presencia era evidente. Mientras, Beto nos ofreció una serie de explicaciones, como que el Temazcal de esa noche iba a ser femenino y que dentro se generaban temperaturas muy altas y si alguien se sentía mal, intentara mantener la calma y ellos darían las indicaciones oportunas. También que podían darse situaciones emocionales fuertes. A mi me iban creciendo paulatinamente las ganas de vivir esa experiencia pero a la vez me generaba respeto y duda. A Rodri le aconsejaron que no entrara porque llevaba varios días con diarrea y le podría bajar la tensión y Alina decidió no participar. Así pues, ellos dos y Rosa María serían los encargados de cuidar el fuego mientras los demás estábamos dentro.
Comenzó la ceremonia con una invocación y reverencia a los seis puntos cardinales. Sí seis, los cuatro de la rosa de los vientos más el cielo y la Pachamama Madre Tierra. Cada uno tiene una simbología y color. Iztaccihualt los iba encarando uno a uno mencionando una oración, primero en náhualt y después en castellano y haciendo sonar una gran concha que emitía un sonido como de cuerno medieval. Habíamos formado un círculo al rededor del fuego e íbamos girando con los brazos extendidos hacia las sucesivas direcciones y cuando elevamos la vista y las manos hacia el cielo, la quinta, una estrella fugaz, que vimos todos, congeló por un instante el tiempo y nos llenó el alma de misterio. Estábamos conectados.
El momento se iba cargando de solemnidad y antes de entrar a las entrañas de la gran tortuga, Marta nos fue purificando uno a uno. Llevaba un cuenco con brasas al que le había añadido Copal, una planta medicinal, y nos rodeaba el cuerpo con el humo que desprendía mientras susurraba unas palabras. Cuando llegó a mí y me rodeó con su esencia, se giró hacia Beto señalándome como "chicuatli". Yo no supe que pensar, si era el señalado por "los aliados" como nuevo aprendiz de brujo, o no daba la talla para vivir ese acontecimiento. Pero obviamente no corté el hilo para aclarar mis dudas y todo siguió su curso.
Fuimos entrando a gatas y colocándonos junto a la pared circular. Cada cual era libre de estar con poca ropa o desnudo, yo elegí la segunda opción. El espacio estaba caldeado y cuando cerraron la entrada con una espesa manta, la oscuridad era total. A partir de ese momento los acontecimientos se fueron sucediendo a un ritmo sosegado pero sin pausa. Se mezclaban cánticos indígenas con oraciones, peticiones y algunas canciones en castellano de carácter digamos, espiritual, muy bonitas. Todas ellas cantadas por Beto, Iztaccihualt y Marta, ella con una voz preciosa. Todo esto se alternaba con espacios en los que cada cual expresaba lo que le apetecía o sentía. Eso sí, antes de hablar tenías que tener la aprobación de todos pidiendo la voz con la palabra "Ometeotl".
La temperatura no subía en exceso a pesar de los intentos que hacían y decidieron cambiar el carácter del Temazcal y convertirlo en masculino. Marta comentó que quizá las mujeres tenían que potenciar más su faceta femenina y por eso no se generaba el calor óptimo, que se apresuraran antes de empezar con el masculino porque si no les podía golpear fuerte. Como el Temazcal era femenino las piedras incandescentes, a las que les tiraban agua para hacer el vapor, se encontraban en una especie de anexo en el lado opuesto de la entrada, lo que sería la colita de la tortuga. Había que abrir el ombligo, un gran agujero en el centro donde se depositarían las nuevas piedras. Mientras nos disponíamos a levantar las estoras para retirar la madera que lo tapaba, Beto e Iztaccihualt ya habían decidido cuantas piedras iban a utilizar y ya se estaban calentando. Si no recuerdo mal eran veititantas. Todo tenía un porqué y nada era aleatorio y el número de piedras tenía una razón de ser.
Cuando por fin las piedras estuvieron calientes, se creó un momento muy especial y de una gran belleza visual. Iztacihuatl había salido al exterior e iba acercando las piedras con una horca de la hoguera a la entrada. Con cada una pronunciaba una frase en náhuatl, que al ser una lengua precolombina tiene una sonoridad como ancestral. La manta estaba levantada y la luz del fuego cargó el interior de una penumbra anaranjada, mezclándose con el vapor y creando un ambiente realmente onírico. El frescor de la noche se coló tímidamente y los rostros se vislumbraban serenos y profundos. Nos habían dicho que éste era un momento importante y requería respeto.
Las piedras estaban incandescentes, la penumbra acrecentaba su luminosidad y parecían recien salidas de las entrañas de la tierra. Marta era la encargada de depositarlas en el ombligo. Con dos palos las iba arrastrando hacia el agujero y algunas de ellas chisporroteaban al rozar con el suelo. Seguidamente, Beto, iba bendiciéndolas una a una con un trozo de copal, les iba haciendo marcas y al contacto con el calor cargaba el ambiente de un aroma luminoso y fresco. A cada una le hacía una petición diferente, por el valor, la fuerza, la claridad, por los proyectos...
Cuando todo estuvo dispuesto se cerró de nuevo la entrada y ahora sí las piedras caldearon rápidamente el interior. Cada vez que les echaban agua, con ese sonido tan característico al evaporarse súbitamente, el ambiente ganaba en densidad y temperatura. De nuevo comenzó la magia de los cánticos y de las emociones. Allá dentro se dijeron cosas muy bonitas. Cada cual expresaba lo que sentía, algunas de carácter personal y otras de un signo más universal. Había dolor, cargas que se querían desprender, recuerdo de personas queridas que no estaban allá. Y también hubo mucha belleza, mucha fraternidad y mucho amor por la condición humana y personal, por la vida. Se habló de la pureza, del camino del conocimiento, de la voluntad, de cosas esenciales que te llenan el alma y te hacen creer que existe otra manera de conectarte, de relacionarte.
Yo, al principio, estaba poco participativo. No ausente, estaba disfrutando mucho de la experiencia, más como espectador que como integrante real. Pero poco a poco el tiempo se fue ralentizando y la situación me fue absorbiendo y me dejé llevar por ella. Por iniciativa propia, porque me apetecía y por una especie de agradecimiento, también aporté mi parte. Hubo algún momento que llegué cerca del umbral de la resistencia. La oscuridad era total, el aire era muy denso y el calor sofocante. Teníamos el pelo y la piel literalmente empapados, pero eso te obligaba a adquirir una conciencia muy fuerte en el ritmo respiratorio y entrar en una cadencia que te iba metiendo más y más en un estado de unión del mundo interior con el exterior y viceversa.
Después de más de tres horas dentro de la gran tortuga, la intensidad comenzó a menguar y nos invitaron a estirarnos y relajarnos. Lentamente todo se fue posando, creando un manto envolvente de paz y serenidad. Al rato, Antonia le comunicó a Beto que tenía un dolor como de tensión en la zona cervical. Beto se acercó a ella y le masajeó el cuello con la mano y con las hierbas medicinales. Al cabo de un rato le preguntó si su pareja estaba allá. Entonces me hizo colocarme a su lado y posar mi mano en la zona dolorida y ambos una mano en el pecho del otro. A Antonia se le fue pasando el dolor y acabamos fundidos en un abrazo. La gente ya había ido saliendo y sólo quedábamos Ricardo, Marta, Antonia y yo y en ese momento le pedí a Marta que me explicara lo del Chicuatli. Me dijo que Chicuatli significa lechuza. Un ave nocturna, intuitiva y con un lado femenino desarrollado, lo había visto en las brasas cuando me pasó el copal. No sólo me despejó las dudas sino que me gustó la simbología. "Veo que vuestro viaje les va a ir muy bien" añadió.
Se estaba muy a gusto allá dentro, pero había llegado el momento de nacer, como ellos decían. Al salir alguien me tapó con una manta para evitar el choque térmico. El fuego seguía espléndido, la noche estrellada y la sensación de plenitud enganchada en mi piel. Algunos se retiraron a dormir y otros continuamos alrededor de la hoguera. No quería perderme la noche, al fin y al cabo soy Chicuatli.
Rosa María nos tenía preparado un pozole que nos sentó divinamente. Es un caldo de pollo, maiz y otras verduras que tomamos frente a las llamas. La noche continuó sosegada. Entre humo y mantas, Antonia y yo nos adormecimos dulcemente, hasta que la vitalidad de Rosa María nos desveló con una charla amena de anécdotas y recuerdos salpicada de mucho sentido del humor.
Por fin el cielo empezó a clarear y la silueta del Popocatépetl mostró toda su grandeza. Estábamos en su falda Oeste y los rayos del sol lo mantenían en sombra, pero sí doraban la punta del cráter y su gran fumerola incansable. En ese momento se le dio la bienvenida al nuevo día. Los que estábamos despiertos, Odil, Rosa María, Antonia y yo encaramos hacia el Este, Iztacihuatl volvió a hacer sonar su concha, Beto un didgeridoo y Pili y Marta daban ritmo a la percusión mientras todos entonaban un cántico al sol.
El amanecer se convirtió en una más que plácida mañana soleada y cuando Guadalupe se despertó la abracé agradeciéndole que estábamos allí por ella. Entre charlas y risas, descubrimos que aquellas personas que bajo la luz del fuego mantenían la solemnidad y rigor ceremonial, durante el día se mostraban cálidos y cercanos. Quizás desde occidente tenemos la imagen que los brujos y chamanes son personas ajenas a nuestra realidad, que viven en su mundo distante. Al contrario, yo creo que esa virtud de poder alternar los dos mundos les hace estar más arraigados que nadie y afrontar la vida con esa ironía y humor de saber relativizarlo todo.
Había que irse. Después del mediodía, tras intercambiar emails y teléfonos nos despedimos con el deseo de volver a la magia de aquel lugar y aquellas personas.
Ya volviendo con la Paca, cruzando esos pueblos de incansable trajín y puestos multicolores, de incesante olor a rica comida y vida en la calle, sentía que el viaje se está cristalizando con la magia de América, que a veces el camino te regala aquello que no sabes bien qué, pero andabas buscando.
Era uno de enero, qué mejor manera de comenzar nuestro año gregoriano que tener la sensación que salir de esa cabeza de tortuga era como un nuevo nacimiento y dejando tras nuestro una estela de armonía. Ese fantástico olor de la leña, de las piedras incandescentes y del Copal, aún tardó varios días en desprenderse de nosotros.
Xavi
FOTOS EN EL VÍNCULO DE LA IZQUIERDA
VARIAS SALIDAS
Hemos hecho tres salidas cerca de la ciudad, Tepotzlán, Xochimilco y Teotihuacán.
Tepotzlán
Tepotzlán es un sitio famoso por ser mágico y no podíamos dejar de ir. Fuimos con Ceci, Rodri e Isabel, prima de Ceci.
Para nosotros lo más bonito de Tepotzlán fue la experiencia del primer encuentro tranquilo con nuestros amigos Ceci y Rodri y conocer a Isabel.
Pasamos momentos muy tranquilos y agradables. Charlas nocturnas interesantes y profundas con la magia del lugar. Nos recordó vagamente a Sedona, porque era una ciudad donde los iluminados se daban cita, con la diferencia de que el encanto se mantenía, el lugar tenía mucho sabor y el mercado era una delicia con sus ricas comidas.
Aprovechamos para subir al Tepoxteco, un cerro donde en su misma cima construyeron una pirámide y en la que nos recargamos de energía.
El único punto amargo fue que Rodri se enfermó de diarrea y el pobre pese a su buen ánimo no pudo estar cien por cien y disfrutar.
Xochimilco
Gracias a Leonor, disfrutamos de un día fantástico en Xochimilco. Xochimilco es un municipio el cual es llamado la venecia mexicana por sus canales en los que desde tiempos precolombinos se cultiva en chinampas, unas islas de lodo y entramado donde las raíces de los árboles contienen sus bordes y en los que se cultivan diferentes productos. También hay una zona más turística donde están los canales lúdicos, donde las trajineras están más decoradas y son más grandes para que la gente pueda sentarse y disfrutar de un paseo, a la vez que escucha a mariachis, come y bebe mediante trajineras restaurantes que ofrecen casi de todo mientras vas navegando. Tuvimos la suerte de ir a la parte de las chinampas, ya que Leonor conoce una gente que tienen una granja allá donde hace sus investigaciones de agricultura sostenible. Delfino y su mujer Vilma y Luís nos acogieron maravillosamente y pudimos navegar en una trajinera chiquita los trece y conocer ese sistema de agricultura. Entre risas y charlas fuimos pasando el día, la trajinera tenía una vía y entraba agua lentamente, pero a tal punto que tuvimos que achicarla. Después de pasado el peligro de naufragio, Andrea, prima de Ceci, nos regaló una primicia de sus rancheras en la boda, mientras disfrutábamos de un paisaje sin igual.
Al llegar a tierra y volver a la granja, aprovechamos para llenar el estómago pero nada más acabar supimos que una cerda acababa de parir. Fuimos veloces a asistir al acontecimiento. Mientras dábamos la bienvenida a los lechoncitos, vimos al cerdo que nos iba a ofrecer el banquete de la boda. Unos se van y otros vienen.
Teotihuacán
Es uno de los lugares más característicos cerca de D.F. La ciudad conservada más grande de cultura precolombina.
Estuvimos con toda la familia Peraza, Los padres Andrés y Leonor y las hijas, Ceci, Guadalupe y Emma Sofia. Rodri y nosotros.
El viento era insoportable y no daba tregua pero pese a él disfrutamos de un paseo por la ciudad, subimos a la pirámide del sol e incluso Ceci y Emma Sofia pudieron hacer una perfomance fraternal en su cima.
Como es habitual todo acabó en un puestecito del mercado, calmando nuestro apetito y preparándonos para volver a D.F.
Antonia
FOTOS EN EL VÍNCULO DE LA IZQUIERDA
Tepotzlán
Tepotzlán es un sitio famoso por ser mágico y no podíamos dejar de ir. Fuimos con Ceci, Rodri e Isabel, prima de Ceci.
Para nosotros lo más bonito de Tepotzlán fue la experiencia del primer encuentro tranquilo con nuestros amigos Ceci y Rodri y conocer a Isabel.
Pasamos momentos muy tranquilos y agradables. Charlas nocturnas interesantes y profundas con la magia del lugar. Nos recordó vagamente a Sedona, porque era una ciudad donde los iluminados se daban cita, con la diferencia de que el encanto se mantenía, el lugar tenía mucho sabor y el mercado era una delicia con sus ricas comidas.
Aprovechamos para subir al Tepoxteco, un cerro donde en su misma cima construyeron una pirámide y en la que nos recargamos de energía.
El único punto amargo fue que Rodri se enfermó de diarrea y el pobre pese a su buen ánimo no pudo estar cien por cien y disfrutar.
Xochimilco
Gracias a Leonor, disfrutamos de un día fantástico en Xochimilco. Xochimilco es un municipio el cual es llamado la venecia mexicana por sus canales en los que desde tiempos precolombinos se cultiva en chinampas, unas islas de lodo y entramado donde las raíces de los árboles contienen sus bordes y en los que se cultivan diferentes productos. También hay una zona más turística donde están los canales lúdicos, donde las trajineras están más decoradas y son más grandes para que la gente pueda sentarse y disfrutar de un paseo, a la vez que escucha a mariachis, come y bebe mediante trajineras restaurantes que ofrecen casi de todo mientras vas navegando. Tuvimos la suerte de ir a la parte de las chinampas, ya que Leonor conoce una gente que tienen una granja allá donde hace sus investigaciones de agricultura sostenible. Delfino y su mujer Vilma y Luís nos acogieron maravillosamente y pudimos navegar en una trajinera chiquita los trece y conocer ese sistema de agricultura. Entre risas y charlas fuimos pasando el día, la trajinera tenía una vía y entraba agua lentamente, pero a tal punto que tuvimos que achicarla. Después de pasado el peligro de naufragio, Andrea, prima de Ceci, nos regaló una primicia de sus rancheras en la boda, mientras disfrutábamos de un paisaje sin igual.
Al llegar a tierra y volver a la granja, aprovechamos para llenar el estómago pero nada más acabar supimos que una cerda acababa de parir. Fuimos veloces a asistir al acontecimiento. Mientras dábamos la bienvenida a los lechoncitos, vimos al cerdo que nos iba a ofrecer el banquete de la boda. Unos se van y otros vienen.
Teotihuacán
Es uno de los lugares más característicos cerca de D.F. La ciudad conservada más grande de cultura precolombina.
Estuvimos con toda la familia Peraza, Los padres Andrés y Leonor y las hijas, Ceci, Guadalupe y Emma Sofia. Rodri y nosotros.
El viento era insoportable y no daba tregua pero pese a él disfrutamos de un paseo por la ciudad, subimos a la pirámide del sol e incluso Ceci y Emma Sofia pudieron hacer una perfomance fraternal en su cima.
Como es habitual todo acabó en un puestecito del mercado, calmando nuestro apetito y preparándonos para volver a D.F.
Antonia
FOTOS EN EL VÍNCULO DE LA IZQUIERDA
7.1.08
Gracias Cosmic Grass
¡Estábamos equivocados! ¡Los Reyes han venido hasta la Paca y nos han traído un super-regalo! Pero en vez de tres reyes han venido cinco desde el otro lado del Atlántico envueltos en una nube de Hierba Cósmica. Gracias inmensas por componer este temazo pensando en nuestra aventura, no sé si nos hemos portado tan bien... Pero francamente nos da mucha fuerza.
Se puede escuchar en http://www.myspace.com/cosmicgrass
Paquita has 4 wheels
Se puede escuchar en http://www.myspace.com/cosmicgrass
Paquita has 4 wheels
6.1.08
Uff! Por fin estamos de vuelta!
Sentimos este vacío pero llevamos casi tres semanas de vorágine humana y urbana. Y para colmo tenemos el portátil estropeado, se ha declarado en huelga por tanto trabajo y, aunque no parece grave, se niega a trabajar. Cuando lo tengamos otra vez en plena forma, actualizaremos unas entradas que tenemos pendientes y que consideramos importantes, como el temporal de nieve que sufrimos los últimos días en el yankee y unos mapas que Xavi lleva preparando hace semanas. Ya sabéis, fotitos, reflexiones, etc...
Estamos muy bien, hemos entrado en el año de una forma espectacular y hermosa, pero en vez de paisajes, hemos recorrido rostros y emociones que nos han hecho crecer un poquito más. Encontrar a Ceci y a Rodri nada más llegar ha sido una bendición y un regalo. Poder compartir la familia y amistades de Ceci y sentir esa calidez que te brindan los mexicanos a la menor ocasión nos han hecho sentir un poco menos lejos de casa. Hace un par de días que se fueron y nos han dejado un vacío en el corazón, ya que hemos vivido momentos muy intensos juntos que nos han hecho unirnos aún más si cabe.
Hemos visitado diferentes zonas en los alrededores de la ciudad, como Tepotzlán, Xochimilco, Teotihuacán, las famosas pirámides, pero sobre todo la más especial fue la de fin de año en Amecameca, a los pies del volcán Popocatépetl, donde realizamos una ceremonia precolombina llamada Temazcal. Ya os explicaremos con detalle porque se merece un capítulo aparte en nuestro blog.
Ha llegado el momento de hacer una parada técnica y realizar algunos cambios en la Paca y otras cuestiones que son importantes como empezar a ser receptivos a alguna oferta laboral, además de conocer a más gente y profundizar un poco más en la ciudad. D.F. es enorme y con mucha oferta cultural y humana que te mueve internamente. Después de eso comenzaremos de nuevo nuestro andar por estas tierras que prometen muchos momentos castanedasway. Quién sabe, quizás a ver las ballenas que en esta época pasan por la península de Baja California en su migración hacia las costas chilenas, o recorrer los cerros del desierto norteño bajo el augurio de Mezcalito...
Hoy es día de Reyes y no nos han traído nada, ni siquiera carbón. Algunos pensaréis, que os den! ¿Pero no os da pena? ¿Sobre todo a las madres?
Fuera bromas, aprovechamos para felicitaros las fiestas, que hayan sido poco indigestas y que hayáis entrado maravillosamente en este 2008.
Bones festes i Bona entrada d'any a tots, us estimem molt!
Sentimos este vacío pero llevamos casi tres semanas de vorágine humana y urbana. Y para colmo tenemos el portátil estropeado, se ha declarado en huelga por tanto trabajo y, aunque no parece grave, se niega a trabajar. Cuando lo tengamos otra vez en plena forma, actualizaremos unas entradas que tenemos pendientes y que consideramos importantes, como el temporal de nieve que sufrimos los últimos días en el yankee y unos mapas que Xavi lleva preparando hace semanas. Ya sabéis, fotitos, reflexiones, etc...
Estamos muy bien, hemos entrado en el año de una forma espectacular y hermosa, pero en vez de paisajes, hemos recorrido rostros y emociones que nos han hecho crecer un poquito más. Encontrar a Ceci y a Rodri nada más llegar ha sido una bendición y un regalo. Poder compartir la familia y amistades de Ceci y sentir esa calidez que te brindan los mexicanos a la menor ocasión nos han hecho sentir un poco menos lejos de casa. Hace un par de días que se fueron y nos han dejado un vacío en el corazón, ya que hemos vivido momentos muy intensos juntos que nos han hecho unirnos aún más si cabe.
Hemos visitado diferentes zonas en los alrededores de la ciudad, como Tepotzlán, Xochimilco, Teotihuacán, las famosas pirámides, pero sobre todo la más especial fue la de fin de año en Amecameca, a los pies del volcán Popocatépetl, donde realizamos una ceremonia precolombina llamada Temazcal. Ya os explicaremos con detalle porque se merece un capítulo aparte en nuestro blog.
Ha llegado el momento de hacer una parada técnica y realizar algunos cambios en la Paca y otras cuestiones que son importantes como empezar a ser receptivos a alguna oferta laboral, además de conocer a más gente y profundizar un poco más en la ciudad. D.F. es enorme y con mucha oferta cultural y humana que te mueve internamente. Después de eso comenzaremos de nuevo nuestro andar por estas tierras que prometen muchos momentos castanedasway. Quién sabe, quizás a ver las ballenas que en esta época pasan por la península de Baja California en su migración hacia las costas chilenas, o recorrer los cerros del desierto norteño bajo el augurio de Mezcalito...
Hoy es día de Reyes y no nos han traído nada, ni siquiera carbón. Algunos pensaréis, que os den! ¿Pero no os da pena? ¿Sobre todo a las madres?
Fuera bromas, aprovechamos para felicitaros las fiestas, que hayan sido poco indigestas y que hayáis entrado maravillosamente en este 2008.
Bones festes i Bona entrada d'any a tots, us estimem molt!